CucharaSaturada

FRAGMENTOS BREVES DE AUTORES CUYO APELLIDO O SEUDÓNIMO COMIENZA POR LA LETRA:

Fragmentos breves de autores cuyo apellido o seudóninimo comienzo por la letra M

  

Mankel, Henning. Arenas movedizas:

 

        - No dijo más. Pero aquella noche lo oí recorrer inquieto su cuarto. Me pregunté cómo podía nadie optar por ser padre voluntariamente.

 

       Pensé que los únicos relatos verdaderamente importantes trataban de rupturas. De la ruptura de personas, de la ruptura de sociedades enteras, a través de revoluciones o de catástrofes naturales. Escribir, me dije, era iluminar con la linterna los rincones en penumbra y, en la medida de mis posibilidades, desvelar lo que otros trataban de esconder.

    Existen dos tipos de narrador que se encuentran en una lucha constante. Uno entierra y esconde, mientras que el otro cava para desvelar.

 

      Pero comprendí que, para conseguirlo, debería haber salido varias horas antes. Decidí que me bastaría con cruzar la frontera francesa. No tenía prisa.
       La prisa es casi siempre una manifestación de necesidades humanas ficticias...

 

       He dedicado mucho tiempo de mi vida a los crímenes y a las investigaciones de los mismos. Mi planteamiento es que el mal siempre es fruto de las circunstancias, nunca es congénito. He escrito sobre crímenes porque ilustran mejor que ninguna otra cosa las contradicciones que constituyen la base de la vida humana. 

      Todo lo que hacemos se basa en que existen fuerzas contrarias en nuestro interior. Entre sueño y realidad, entre conocimiento y espejismo, entre verdad y mentira, entre lo que quiero y lo que hago. Y también, naturalmente, entre mi yo y la sociedad en la que vivo.

 

       (Sobre Pina Nausch)   

      Aquella coreografía era un combate singular. Mientras veía la obra me sentí como si entrara a formar parte de un movimiento de resistencia de gente que se negaba a verse obligada a vivir en un mundo en el que se sacrifica a diario a las personas en el altar del absurdo.

     Se las sacrifica por ser demasiado viejas o demasiado jóvenes, demasiado lentas o demasiado gordas, demasiado negras o demasiado feas. Aunque La consagración de la primavera es un relato pagano, la imagen que ofrece de nuestro tiempo y nuestra sociedad es cristalina.

      De "Arenas movedizas" Acceder a:

               Comienzo:  SiluetaTorrente85       Fragmentos:  TorrenteYCubos85

   

Marai, Sándor. La mujer justa:

         - A Lázar le gustaba mucho El Sueño, una obra de teatro de Strindberg:

          Hay un personaje cuyo mayor deseo es que la vida le conceda una caja de pesca verde.

          El personaje envejece, le pasa la vida por encima y, por fin, los dioses se apiadan de él y deciden regalarle la caja de pesca… Y entonces el personaje, con el tan deseado presente en las manos, se acerca al proscenio, observa durante un buen rato la cajita y luego, con profunda tristeza dice:

       - "No era este verde".

 

Enlace directo a los fragmentos de La mujer justa de Sandor Marai:

Acceso directo a los fragmentos de La mujer justa de Sandor Marai

 

   

Marcel-Reich-Ranicki (crítico literario), Autobiografía

            - La mayoría de los escritores no entienden de literatura más de lo que las aves entienden de ornitología.

 

   

Martín Santos, Luis, Tiempo de silencio

           Pero yo, ya, total, para qué. Es un tiempo de silencio. La mejor máquina eficaz es la que no hace ruido. Este tren hace ruido. Va traqueteando y no es un avión supersónico, de los que van por la estratosfera, en los que se hace un castillo de naipes sin vibraciones a veinte mil metros de altura. Por aquí abajo nos arrastramos y nos vamos yendo hacia el sitio donde tenemos que ponernos silenciosamente a esperar silenciosamente que los años vayan pasando y que silenciosamente nos vayamos hacia donde se van todas las florecillas del mundo.

    De "Tiempo de silencio", acceder a:

      Comienzo:               Final

      TiempoDeSilencio             TiempoDeSilencio

 

   

Mavido, Pau (Pau Maragall), Nosotros los malditos

           - A pesar de todo, el LSD es una droga. Se toma. Se deja. Empieza y acaba. Pasan muchas cosas, cambian muchas cosas, se rompen muchas cosas, aparecen otras, pero en fin de cuentas es una droga. En cambio el mundo está ahí, siempre. No sé si algún día el mundo será tan ancho como para que la vida sea un trip real libre. De momento la vida es un trip, aunque no muy libre... 

  

              - ... Ahora con el vino y el desmadre los freaks aparecían como juerguistas, y por tanto más entendibles y más despreciables quizás. Cuando algo no se entiende se puede desconfiar, admirar o temer. Cuando se entiende por fin se puede decir: al fin y al cabo esta gente son como los borrachos y juerguistas que cada pueblo del mundo tiene. Tanto rollo y mira lo que son...

Enlace directo a los fragmentos de Nosotros los malditos de Pau Mavido:

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del Mazo, Margarita  El Rebaño:  (texto leído en el Metro de Madrid, de la campaña "Libros a la calle")

 

     - Siempre es igual.

     Primero salta Una,  luego Dos, despues Tres y...

     así hasta que Miguel se duerme.

     Pertenecer al rebaño es fácil porque solo hay que hacer lo que hace el resto.

     Aunque, a veces, las cosas no resultan tan sencillas.

     Una noche, como casi todas las noches, Miguel nos llamó.

     Y comenzamos a saltar como siempre.

     Primer saltó Uno, luego Dos, después Tres y...

     - ¿Alguien ha visto a Cuatro? -preguntó Cinco. 

 

   

Miller, Henry, Trópico de Cáncer:     

 

           - «La vida -dijo Emerson-, consiste en lo que un hombre piensa todo el día.» Si es así, en ese caso mi vida no es sino un gran intestino. No sólo pienso en comida todo el día, sino que, además, sueño con ella por la noche. Pero no deseo volver a América, para que me unzan otra vez al yugo, para trabajar en la noria. No, prefiero ser un hombre pobre de Europa. Bien sabe Dios lo pobre que soy; sólo me falta ser un hombre...

  

           - ... vuelvo a experimentar el poder de esa revelación que permitió a Proust deformar la imagen de la vida de tal modo, que quienes, como él, son sensibles a la alquimia del sonido y de los sentidos, son capaces de transformar la realidad negativa de la vida en las formas sustanciales y significativas del arte. Sólo quienes pueden admitir la luz en sus entrañas pueden expresar lo que hay en el corazón.

Enlace directo a los fragmentos de Trópico de Cáncer de Henry Miller:

Acceso directo a los fragmentos de Trópico de Cáncer de Henry Miller

 

   

Mishima, Yukio.  El color prohibido:

 

        - Opinaba Shunsuké que el papel del espíritu consistía tan sólo en propagar el culto de su propia impotencia. Sócrates introdujo por primera vez el espíritu en la Grecia antigua. Lo que dominaba en Grecia hasta entonces no era más que el equilibrio entre el cuerpo y la sabiduría, y no el «espíritu», que es la expresión de ese equilibrio destruido. En una de sus comedias, Aristófanes se burla de que Sócrates desviara a los jóvenes del gimnasio al ágora, les hiciera pasar del entrenamiento físico para el combate a la discusión sobre la sabiduría y al culto de la impotencia. Así era como dejaban de sacar el pecho. La condena a muerte de Sócrates fue una sentencia justa..

De "El color prohibido" Acceder a:

               Final:  SiluetaTorrente85     

 

   

 

Montaigne, Michel de,   Ensayos I. CAPÍTULO IX. De los mentirosos

- «En verdad, la mentira es un vicio maldito. No somos hombres ni estamos unidos entre sí más que por la palabra. Si conociéramos todo el horror y el peso de la mentira, la perseguiríamos hasta la hoguera con más justicia que a otros crímenes. Estimo que damos Montaignede ordinario en castigar a los niños por errores inocentes, muy inoportunamente, y que los atormentamos por acciones temerarias que no dejan huella ni consecuencia. Solo la mentira y un poco por debajo de ella la obstinación, parécenme ser aquellos cuyo nacimiento y progreso deberíamos combatir encarecidamente. Éstas crecen a su pesar. Y en cuanto se le da rienda suelta a la lengua, es asombroso cuán imposible resulta detenerla. Lo que hace que veamos a hombres por lo demás honestos, sometidos y esclavos de ella. Tengo un buen sastre al que jamás escuché verdad alguna, ni siquiera cuando se le ofrece para servirle útilmente.

»Si al igual que la verdad, no tuviese la mentira sino una cara, mejor nos iría. Pues consideraríamos cierto lo opuesto a lo que le mentiroso dijera. Mas el reverso de la verdad tiene cien mil caras y un campo infinito.

»Los pitagóricos ven el bien como algo cierto y finito y el mal como algo infinito e incierto. Mil caminos desvían del blanco, uno sólo conduce hasta él...

   

 

Monterroso, Augusto,   Monólogo del Mal:

 

- Un día el Mal se encontró frente a frente con el Bien y estuvo a punto de tragárselo para acabar de una buena vez con aquella disputa ridícula; pero al verlo tan chico el Mal pensó:

          «Esto no puede ser más que una emboscada; pues si yo ahora me trago el Bien, que se ve tan débil, la gente va a pensar que hice mal, y yo me encogeré tanto de vergüenza que el Bien no desperdiciará la oportunidad y me tragará a mí, con la diferencia de que entonces la gente pensará que él sí hizo bien, pues es difícil sacarla de sus moldes mentales consistentes en que lo que hace el Mal está mal y lo que hace el Bien está bien.»

          Y así el Bien se salvó una vez más.

Enlace directo a los fragmentos de La Oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso:

Acceso directo a los fragmentos de La Oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso

   

Morrison, Toni, Beloved    

 

           - Con una almádena en la mano y Hi Man en cabeza, los hombres aguantaban. Aguantaban cantando y golpeando, truncando las palabras para que no fueran entendidas, amañándolas de modo que las sílabas formaran otros significados. Cantaban a las mujeres que conocían, a los niños que habían sido, a los animales que habían domado o visto domar. Cantaban a los capataces, los amos y las amitas, a las mulas y los perros, a la desfachatez de la vida. Cantaban amorosamente a los cementerios y a las hermanas desaparecidas. A los cerdos del bosque, a la comida en el cazo, al pez en el sedal, a la caña de azúcar, a la lluvia, a las mecedoras.

  

        Y golpeaban. A las mujeres por haberlos conocido y nada más, nada más; a los niños por haber sido ellos mismos y no volver a serlo. Mataban con tanta frecuencia y tan completamente a un capataz que tenían que devolverle la vida para volver a quitársela. Saboreaban pasteles de maíz y martilleaban. Entonaban canciones de amor a la Muerte y le aplastaban la cabeza. Y sobre todo mataban a la mueca que la gente llamaba Vida, por engañarlos. Por hacerles creer que el próximo amanecer valdría la pena, que otra jornada cambiaría su suerte. Sólo cuando estuviese muerta, estarían a salvo...

  

            - ... Se pueden sentir muchas cosas por esta mujer. Le duele la cabeza. De repente recuerda a Sixo intentando describir lo que sentía por la mujer Cincuenta Kilómetros. «Es amiga mía. Me une a mí mismo. Junta las partes que son y me las devuelve en el orden que corresponde. Es bueno, sabes, tener una mujer que sea amiga de tu mente»...

             - ¿Piensas hacer algo al respecto?.

             - Oh, sí. Tengo grandes planes en la cabeza. -Dio dos tragos de la botella.

             Cualquier plan salido de una botella es de corto aliento, penso Stamp, pero por experiencia personal conocía la inutilidad de decirle que no beba a un hombre que quiere beber...

Enlace directo a los fragmentos de Beloved de Toni Morrison:

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Musil, Robert, El hombre sin atributos

 

           - La probabilidad de adquirir conocimiento de un hecho extraordinario a través de los periódicos es mucho mayor que la de vivirlo; en otras palabras: los más fundamental se realiza en abstracto y lo intrascendente en la realidad.

  

     - «¡Pero si yo no escribo!»- replicó Ulrich secamente.

  - «¡Hace bien! –contestó Arnheim adaptándose a la réplica- escribir es, como la perla, una enfermedad».

Enlace directo a los fragmentos de El hombre sin atributos de Robert Musil:

Acceso directo a los fragmentos de El hombre sin atributos de Robert Musil

 

BREVES FRAGMENTOS DE LIBROS: NAVEGACIÓN

-Por inicial del apellido/pseudónimo de los AUTORES  (alfabético)-

 

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