ALGUNAS COSAS QUE TUVE QUE HACER PARA EVITAR IRME POR LAS RAMAS.
JOHN STEINBECK. LOS PRINCIPIOS
Es normal que desde el momento en que se escribe para publicar (me refiero a la primera vez, claro) uno se envare de la misma manera que cuando le van a sacar una foto. La mejor manera de vencer esto es escribirlo a alguien, como lo hago yo. Escribirlo como una carta dirigida a una persona. Esto suprime el terror difuso de dirigirse a un auditorio amplio y sin rostro y, también, se verá que da un sentimiento de libertad y una falta de auto conciencia. (De una carta a Pascal Covici, Jr., 13 abril de 1956.)
Ahora permíteme que te pase el resultado de mi experiencia al encontrar me frente a 400 páginas blancas, el impresionante material que hay que llenar. Sé que nadie quiere aprovechar el resultado de la experiencia de otros y quizá por ello se ofrece tan desinteresadamente. Pero las siguientes son algunas de las cosas que tuve que hacer para evitar irme por las ramas.
1. - Abandona la idea de que terminarás algún día. Pierde la cuenta de las 400 páginas y escribe una página diaria, eso ayuda. Después, cuando hayas terminado, siempre te sorprendes.
2. - Escribe libremente y tan rápido como te sea posible, echando todo al papel. No corrijas o reescribas hasta que hayas escrito todo el libro. Las correcciones hechas durante el proceso de creación son, por lo general, excusas para no seguir adelante. Además, influyen en el flujo y el ritmo, que sólo pueden ser fruto de una especie de asociación inconsciente con el tema.
3. - Olvida a tu auditorio general. Primero, ese auditorio anónimo y sin rostro te atemorizará terriblemente y, segundo, a diferencia del teatro, este auditorio no existe. Al escribir, tu auditorio es un lector único; he descubierto que a veces resulta útil escoger a una persona: una persona real a la que conoces o una persona imaginaria y escribir dirigiéndose a ella.
4. - Si una escena o parte te parece sumamente difícil y aún así piensas que la quieres incluir, déjala y continúa. Cuando termines de escribir la totalidad podrás regresar y quizá encuentres que había presentado tantas dificultades porque no se encontraba en su lugar.
5. - Desconfía de una escena que te guste demasiado, más que las otras. Por lo general resulta ser una imposición.
6. - Si escribes diálogos, repítelos en voz alta a medida que los vayas escribiendo. Sólo entonces obtendrás el sonido del diálogo. (De una carta a Robert Wallsten, febrero de 1962.)