Fragmentos de libros. EL HUECO QUE DEJA EL DIABLO de Alexander Kluge Fragmentos I :
De I. Poco se sabe de las buenas obras del diablo.
OCHO BALAS, TESTIGOS DE UN FUSILAMIENTO INJUSTO.
El sargento-conductor Rowland Cole se apropió de ocho balas procedentes del fusilamiento de unos espías llevado a cabo en aplicación de la ley marcial. Las había extripado una a una con su navaja.
- Diga, sargento, ¿para qué quería las balas?
- Como recuerdo. Las colecciono.
- ¿Para venderlas después en su tierra, allá en Filadelfia?
- Quizá. Pero también las podía haber conservado.
- ¿Cómo sabía que se trataba de espías?
- Los habían fusilado. Recabé información.
- ¿Qué tienen de interesante esas ocho balas?
- No son balas, sino proyectiles. Balas es una manera de decir.
- Qué le interesaba de unos proyectiles usados?
- Que procedían de los realmente fusilados.
- ¿Le interesaban los fusilados?
- No, solo la cuestión de que pudieran haberlos fusilado injustamente.
- Pero eso no tiene nada que ver con los proyectiles que usted extirpó de los cadáveres.
- Yo creo que sí.
- ¿Por qué?
- Si los espías era inocentes, esas balas fueron el instrumento de un asesinato. Algo así hay que conservarlo.
- ¿Y no se le ocurrió pensar que su acto constituía un robo, saqueo de muertos en el campo de batalla?.
- Pensé en los muertos, sí. Y en que tal vez podía quedarme con algo de ellos. Se habría tratado de saqueo si me hubiera llevado los zapatos, algo de los bolsillos. Las balas no eran suyas.
- ¿Pertenecían al pelotón de fusilamiento?
- El pelotón las había desechado.
- Es decir, que el lugar que les correspondía era el cuerpo de los muertos.
- Pero no eran de los muertos. Ellos no habrían querido esas balas.
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