Fragmentos de libros. JAKOB VON GUNTEN de Robert Walser Comienzo I:
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TEXTO DE PORTADA: Lea: "Aquí se aprende muy poco..." Este primer párrafo de Jakob von Gunten, tan literario, nos parece una metáfora elocuente de lo que hoy en día aprendemos y enseñamos. Con pertinacia se ha intentado enterrar como obsoletas las viejas enseñanzas que ponderaban normas y conductas éticas, morales, de respeto para el prójimo, de aceptación de uno mismo y lo fundamental de una pertenencia al Universo, sustituyéndolas por las que inculcan la necesidad de ser un "buen ciudadano" pero aderezándolas también con tinglados y ejemplos de revalorización del poseer, acumular, dominar, consumir y la magna importancia del ombligo propio. No se me juzgue mal, sé que esto que escribo es controvertido, pero uno, desgraciadamente, no se echa las manos a la cabeza cuando, en plena pandemia, los jóvenes organizan cientos de fiestas clandestinas y les pedimos "responsabilidad"... porque lo entiendo. Les hemos condenado a un futuro muy gris y en cierta manera vacío de contenido; y les pedimos que, por el bien común, no jueguen, filtreen, se toquen, bailen y canten, que congelen sus meses de juventud... "Aquí se aprende muy poco falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada; es decir, que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito..."
Una desesperanza pintada: Gris como el futuro. Madrid. © LCJ 2019
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Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada; es decir, que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La 
enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores? A mí me encantaría ser rico, pasear en berlina y malgastar dinero. Una vez comenté esto con mi condiscípulo Kraus, pero él se limitó a encogerse de hombros despectivamente, sin concederme una sola palabra. Kraus tiene principios, va bien sujeto a su silla, montado sobre la satisfacción, y es éste un rocín al que los amantes del galope prefieren no subirse. Desde que estoy aquí, en el Instituto Benjamenta, he conseguido volverme un enigma para mí mismo...
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