La plegaria suprema.
Una oración para que no existas.
Imagen: Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional de EEUU con Carter (1977-1981) Inspeccionando armas con Osama Bin Laden, el amigo germen y excusa.
¡Rezad, hombres blancos, rezad!
Rezad, para que la muerte
no sea algo más…
que una noche eterna.
¡Orad, hombres blancos, orad!
Por el libro en el fuego y en el fuego la siembra,
por los niños inertes con la cara en la arena.
Por los hogares quebrados y la madres enfermas,
por el hombre abatido y la yegua muerta.
Por el futuro, la paz y la vida yacentes
en el fango de vuestras arcas llenas.
Por la chispa apagada de sueños y risas,
por el triste silencio en bazares,
escuelas, fábricas, olivos y azoteas.
Por vuestra sementera en la Tierra
de la enfermedad y el escombro,
del terror, del odio, del exilio y la guerra.
Rezad mucho, orad alto, pedid fuerte,
hombres blancos;
para que se produzca el milagro,
y que vuestro Dios Justiciero,
al oír la plegaria suprema,
no quisiera existir y finalmente…
No existiera.
Luis Caamaño Jiménez para NHU. Especial Guerra y refugiados.