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Fragmentos de libros. POR FAVOR SEA BREVE... Diversos autores  Fragmentos (II):

Acceso/Volver a los FRAGMENTOS I de este libro: Amparito leyendo85
Continúa...     (Se muestra alguna información de las imágenes al sobreponer el ratón sobre ellas)

 Alfonso Reyes. El veredicto.

La mujer del fotógrafo era joven y muy bonita. Yo había ido en busca de mis fotos de pasaporte, pero ella no me lo quería creer.

- No, usted es el cobrador del alquiler, ¿verdad?

- No señora, soy un cliente. Llame usted a su esposo y se convencerá.

- Mi esposo no está aquí. Estoy enteramente sola por toda la tarde. Usted viene por el alquiler, ¿verdad?

Su pregunta se volvía un poco angustiosa. Comprendí, y comprendí su angustia: una vez dispuesta al sacrificio, prefería que todo sucediera con una persona presentable y afable.

- ¿Verdad que usted es el cobrador?

- Sí -le dije resuelto a todo-, pero hablaremos hoy de otra cosa.

TallaEnCineMetropolMe pareció lo más piadoso. Con todo, no quise dejarla engañada y al despedirme le dije:

- Mira, yo no soy el cobrador. Pero aquí está el precio de la renta, para que no tengas que sufrir en manos de la casualidad.

Se lo conté después a un amigo que me juzgó muy mal:

- ¡Qué fraude! Vas a condenarte por eso.

Pero el Diablo, que nos oía dijo:

- No, se salvará.

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Vicente Huidobro. Tragedia. 

María Olga es una mujer encantadora. Especialmente la parte que se llama Olga.

Se casó con un mocetón grande y fornido, un poco torpe, lleno de ideas honoríficas, reglamentadas como árboles de paseo.

Pero la parte que ella casó era su parte que se llamaba María. Su parte Olga permanecía soltera y tomó un amante que vivía en adoración ante sus ojos.

Ella no podía comprender que su marido se enfureciera y le reprochara infidelidad. María era fiel. ¿Qué tenía él que meterse con Olga? Ella no comprendía que él no comprendiera. María cumplía con su deber, la parte Olga adoraba a su amante.

¿Era ella culpable de tener un nombre doble y de las consecuencias que esto puede traer consigo?

Así, cuando el marido cogió el revólver, ella abrió los ojos enormes, no asustados, sino llenos de asombro, por no poder comprender un gesto tan absurdo.

Pero sucedió que el marido se equivocó y mató a María, a la parte suya, en vez de matar a la otra. Olga continuó viviendo en brazos de su amante, y creo que aún sigue feliz, muy feliz, sintiendo sólo que es un poco zurda.

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Rubén Darío. El nacimiento de la col.

RosaColVidrioEn el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celeste sol, la roja virginidad de sus labios.

- Eres bella.

- Lo soy, dijo la rosa.

- Bella y feliz -prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma.

Pero…

Pero?…

- No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Esos, a más de ser frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…

La rosa entonces -tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura.

Pasó el buen Dios después del alba siguiente.

- Padre -dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?

- Sea, hija mía -contestó el Señor sonriendo.

Y entonces vio el mundo la primera col.

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Mario Benedetti. Todo lo contrario.

     - Veamos –dijo el profesor-. ¿Alguno de ustedes sabe qué es lo contrario de IN?

- OUT – respondió prestamente un alumno.

- No es obligatorio pensar en inglés. En Español, lo contrario de IN (como prefijo privativo, claro) suele ser la misma palabra, pero sin esa sílaba.

- Sí, ya sé: insensato y sensato, indócil y dócil, ¿no?

-Parcialmente correcto. No olvide, muchacho, que lo contrario del invierno no es el vierno sino el verano.

- No se burle, profesor.

- Vamos a ver. ¿Sería capaz de formar una frase, más o menos coherente, con palabras que, si son despojadas del prefijo IN, no confirman la ortodoxia gramatical?

- Probaré, profesor: «Aquel dividuo memorizó sus cógnitas, se sintió dulgente pero dómito, hizo ventario de las famias con que tanto lo habían cordiado, y aunque se resignó a mantenerse cólume, así y todo en las noches padecía de somnio, ya que le preocupaban la flación y su cremento. »

- Sulso pero pecable –admitió sin euforia el profesor.

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Raúl Brasca. Perplejidad.

MuraldeSombraLa cierva pasta con sus crías. El león se arroja sobre la cierva, que logra huir. El cazador sorprende al león y a la cierva en su carrera y prepara el fusil. Piensa: si mato al león tendré un buen trofeo, pero si mato a la cierva tendré trofeo y podré comerme su exquisita pata a la cazadora.

De golpe, algo ha sobrecogido a la cierva. Piensa: si el león no me alcanza ¿volverá y se comerá a mis hijos? Precisamente el león está pensando: ¿para qué me canso con la madre cuando, sin ningún esfuerzo, podría comerme a las crías?

Cierva, león y cazador se han detenido simultáneamente. Desconcertados, se miran. No saben que, por una coincidencia sumamente improbable, participan de un instante de perplejidad universal. Peces suspendidos a media agua, aves quietas colgadas en el cielo, todo ser animado que habita sobre la Tierra duda sin atinar a hacer un movimiento.

Es el único, brevísimo hueco que se ha producido en la historia del mundo. Con el disparo del cazador se reanuda la vida.

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Julio Riquelme. Pie de página

Escribí la novela para que, al leer la dedicatoria, Elena comprendiera su crueldad de dieciséis años. No buscaba una excusa, una explicación, aunque también. Pretendía que me supiera vivo, incluso asumiendo su orgullo como artesana de la herida perfecta.

Alguien me dio la noticia en la caseta de firmas. Sentí, primero, alivio. Su imagen sería para siempre la que recordaba, sin facturas de tiempo. Sentí, luego, pena y sensación de tiempo perdido; ¿qué me importaba quien leyese aquellas páginas ahora que su destinataria ya no existía?

Un sueño largo y roto, una venganza inconclusa.

La misma persona me dijo; has triunfado. Miré la pila de libros idénticos que me rodeaba, la hilera de rostros esperando mi firma a pie de página, y supe que el hombre tenía razón, y gocé el triunfo de la inutilidad perfecta.

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Enrique Anderson Imbert. La fama

SiluetaEnBarEl poeta la vio pasar, aprisa; y aprisa corrió tras ella y se quejó:

- ¿Y nada para mí? A tantos poetas que valen menos ya los has distinguido: ¿y a mi cuándo?

La Fama, sin detenerse, miró al poeta por encima del hombro y contestó sonriéndole mientras apresuraba la carrera:

-Exactamente dentro de dos años, a las cinco de la tarde, en la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, un joven periodista abrirá el primer libro que publicaste y empezará a tomar notas para un estudio consagratorio. Te prometo que allí estaré.

-¡Ah, te lo agradezco mucho!

-Agradécemelo ahora, porque dentro de dos años ya no tendrás voz.

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Jorge Luis Borges. Posesión del ayer.

Calendario2017Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swinburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. llión fue, pero llión perdura en el hexámetro que la plañe. Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.

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Alberto Barrera Tyszka. Asuntos delicados de la selva.

Un leopardo homosexual puede sufrir mucho. Si decide pintarse los colmillos con las hojas de un rábano, los cachorros lo miran sospechosamente. Si prueba estirarse como una garza, los mayores se burlan con descaro. Si observa durante horas el cuerpo de un amigo (sus músculos tensos, su cabello, su sexo como aceitunas jóvenes), toda la manada lo desprecia.

Un leopardo homosexual (en general) se mortifica. Está siempre al acecho y (en particular) encuentra amantes debajo de los ríos, abrazos rápidos detrás de las sombras de la madrugada.

De tanto andar en esas guerras, algunos leopardos homosexuales terminan por creer que ellos son los únicos que sufren.

 _ 

Leopoldo María Panero. Blancanieves se despide de los siete enanitos.

LluviaSobreBancoPrometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.

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Gabriela Mistral. La dulzura.

Por el niño dormido que llevo, mi paso se ha vuelto sigiloso.
Y es religioso todo mi corazón, desde que lleva el misterio.

Mi voz es suave, como por una sordina de amor, y es que temo despertarlo.
Con mis ojos busco ahora en los rostros el dolor de las entrañas, para que los demás miren y comprendan la causa de mi mejilla empalidecida.

Hurgo con miedo de ternura en las hierbas donde anidan codornices. Y voy por el campo silenciosa, cautelosamente: creo que árboles y cosas tienen hijos dormidos, sobre los que velan inclinados.

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Marco Denevi. El trabajo número 13 de Hércules.

EspermaHérculesSegún el apócrifo Apolodoro de la Biblioteca, «Hércules se hospedó durante cincuenta días en casa de un tal Tespio, quien era padre de cincuenta hijas a todas la cuales, una por una, fue poniendo en el lecho del héroe porque quería que este le diese nietos que heredasen su fuerza. Hércules, creyendo que eran siempre la misma, las amó a todas».

El pormenor que Apolodoro ignora o pasa por alto es que las cincuenta hijas de Tespio eran vírgenes. Hércules, corto de entendederas como todos los forzudos, siempre creyó que el más arduo de sus trabajos había sido desflorar a la única hija de Tespio.

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Hernán Rivera Letelier. La amante. 

ManiquiesDespués de hacer el amor, el hombre enciende un cigarrillo y apoya la cabeza dulcemente en su hombro. Como ensimismado, en los reflejos de luz de la gran lámpara de cristal, comienza a hablarle, ronroneante, de lo feliz que es con ella (y de lo desdichado que fue, en cambio, en sus veinte años de matrimonio). «Ah, si sólo hubiera sabido de ti antes», le dice amoroso.Y la abraza y la besa largamente. En el abrazo la toca sin querer con el cigarrillo y, en un fuuuuuu lánguido, penoso, conmovedor, su recién adquirida amante comienza estrafalariamente a desinflarse.

 _ 

Juan Ramón Jiménez. Cuentos largos.

¡Cuentos largos! ¡Tan largos! ¡De una pájina! ¡Ay, el día en que los hombres sepamos todos agrandar una chispa hasta el sol que un hombre les dé concentrado en una chispa; el día en que nos demos cuenta de que nada tiene tamaño, y que, por lo tanto, basta lo suficiente; el día en que comprendamos que nada vale por sus dimensiones -y así acaba el ridículo que vio Micromegas y que yo veo cada día-; y que un libro puede reducirse a la mano de una hormiga porque puede amplificarlo la idea y hacerlo el universo!

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Eduardo Galeano. El miedo. 

Una mañana, nos regalaron un conejo de indias.

Llegó a casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula.
Volví a casa al anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a los barrotes, temblando del susto de la libertad.

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LuzYSombraDulce Chacón. Suicidio, o morir de error.

Antes de estrellarse contra el suelo, la miró con asombro. Saltaremos juntos ―le había asegurado la bella bellísima―. Una. Dos. Y tres. Y él se precipitó. Y la bella bellísima le soltó la mano. Y desde lo alto, le juró que le amaría hasta la muerte.

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William Ospina. Amenazas.

     -   Te devoraré -dijo la pantera.

     -   Peor para ti -dijo la espada.

  

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