LA SOLEDAD DE LA AMAPOLA
Me dicen que fue la golosina la que la atrapó. Pero no lo creo. Una flor, lejos está de guiarse como las moscas de la fábula. ¿Fue entonces presunción de color? Tampoco es muy probable en una flor tan efímera. Más bien me parece que es la soledad la que no sabe padecer una amapola y busca siempre los amarillos como compañeros ideales.
Plato y gelatina. Vallecas (Madrid)
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