Title FinalesdeLibros

 
Lo último en Fragmentosdelibros.com

NUEVAS INCORPORACIONES

Enlaces directos en las imágenes

Fragmentos de La campana de cristal.
Sylvia Plath
Acceso directo a los fragmentos de La campana de cristal. Sylvia Plath

Fragmentos de Oriente, oriente.
T. Coraghessan Boyle
Oriente, oriente de T. Coraghessan Boyle. Fragmentos.

Fragmentos de Cerca del corazón salvaje.
Clarice Lispector
Fragmentos de Cerca del corazón salvaje. Clarice Lispector

Fragmentos de Tres pisadas de hombre.
Antonio Prieto
Acceso directo a los fragmentos de Tres pisadas de hombre. Antonio Prieto

 

 

NUEVAS PORTADAS
Fragmentos de La balada del café triste
Carson McCullers
Fragmentos de La balada del café triste de Carson McCullers

Final de Tiempo de silencio
Luis Martín Santos
Final de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos

Comienzo de El árbol de la ciencia
Pío Baroja
Fragmentos de El árbol de la ciencia de Pío Baroja

Fragmentos de El Jardín de la pólvora
Andrés Trapiello
Fragmentos de El Jardín de la pólvora de Andrés Trapiello

DedoIndice

 

Fragmentos de libros. EL MAPA Y EL TERRITORIO de Michel Houellebecq  Fragmentos II: 

Acceso/Volver a los FRAGMENTOS I de este libro: ElOjoDeLaCantera177
Continúa...     (Se muestra alguna información de las imágenes al sobreponer el ratón sobre ellas)

          De Parte 1 - I

  Jed ignoraba entonces, al igual que Vanessa, que las flores son solo órganos sexuales, vaginas abigarradas que adornan la superficie del mundo, entregadas a la lubricidad de los insectos. Los insectos y los hombres, y también otros animales, parecen perseguir un objetivo, sus desplazamientos son rápidos y orientados, mientras que las flores permanecen fijas y deslumbrantes en la luz. La belleza de FlorVagi1las flores es triste porque son frágiles y están destinadas a morir, como todas las cosas que hay en la tierra, por supuesto, pero las flores muy especialmente, y su cadáver , como el de los animales, no es sino una grotesca parodia de su ser vital, y su cadáver, como el de los animales, hiede; todo esto uno lo comprende bien cuando ya ha vivido el paso de las estaciones y la podredumbre de las flores, y Jed lo había comprendido a la edad de cinco años y quizá antes…

  _  

   P39
     … - Estoy contento de que seas autónomo –respondió su padre-. En mi vida he conocido a varios individuos que querían ser artistas y a los que les mantenían sus padres; ninguno consiguió triunfar. Es curioso, podría creerse que la necesidad de expresarse, de dejar huella en el mundo, es una fuerza poderosa; y, sin embargo, por lo general, no basta. Lo que mejor funciona, lo que empuja a la gente con la mayor violencia a superarse sigue siendo la pura y simple necesidad de dinero…

   

P47

... El cuerpo de la abuela descansaba ya en un ataúd de roble. Envuelta en un vestido oscuro, tenía los ojos cerrados y las manos unidas; los empleados de la funeraria solo esperaba que llegasen ellos para cerrar la tapa. Les dejaron solos en la habitación durante diez minutos.

LaCarteEtLeTerritoire- Es mejor para ella… -dijo el padre, al cabo de un rato de silencio. Si, probablemente, pensó Jed-. Creía en Dios, ya sabes –añadió el padre tímidamente.

Al día siguiente, durante la misa del funeral, a la que asistió todo el pueblo, y después delante de la iglesia cuando recibían el pésame, Jed se dijo que su padre y él estaban notablemente adaptados a aquel tipo de circunstancias. Pálidos y cansados, los dos vestidos con un traje oscuro, no les costaba nada expresar aña gravedad, la tristeza resignada propias de la ocasión…

(…)  Al volver a casa, donde habían servido el vino de honor, Jed se percató de que era la primera vez que asistía a un entierro serio, a la vieja usanza, un entierro que no pretendía escamotear la realidad del fallecimiento. En París había asistido varias veces a incineraciones; la última fue la de un compañero de Bellas Artes, que había muerto en un accidente aéreo durante sus vacaciones en Lombolc; le había sorprendido que algunos de los presentes no hubieses apagado el móvil en el momento de la incineración…

(…)  y Jed volvió a pensar en Geneviève- Habían sido amantes durante algunos años cuando él estudiaba Bellas Artes; en realidad, había perdido la virginidad con ella. Geneviève era malgache y le había hablado de las curiosas costumbres de exhumación practicadas en su país. Una semana después de la muerte desenterraban el cadáver, deshacían las sábanas en que estaba envuelto y tomaban una comida en su presencia, en el comedor de la familia; a continuación volvían a MMalgache2sepultarlo. Repetían el ritual un mes más tarde, luego tres meses después, ya no se acordaba muy bien pero le parecía que había no menos de siete exhumaciones sucesivas la última se desarrollaba un año después del óbito, antes de que el difunto se le considerase definitivamente muerto y pudiera acceder al descanso eterno. Este ceremonial de aceptación de la muerte y de la realidad física del cadáver era exactamente lo contrario de la sensibilidad occidental moderna…

  _  

P92

Jed no era joven, hablando con propiedad nunca lo había sido, pero era un ser humano relativamente poco experimentado. En materia de seres humanos solo conocía a su padre, y tampoco mucho. Esta frecuentación no podía incitarle a un gran optimismo en cuanto a las relaciones humanas. Por lo que había podido observar, la existencia de los hombres se organizaba alrededor del trabajo, que ocupaba la mayor parte de su vida, y se realizaba en organizaciones de dimensión variable. Al final de los años de trabajo se abría un periodo más breve, marcado por el desarrollo de diversas patologías. Algunos seres humanos, durante el periodo más activo de su vida, intentaban además asociarse en microagrupaciones, denominadas familias, cuya finalidad era la reproducción de la especie, pero estas tentativas, casi siempre, daban un brusco viraje por motivos relacionados con la «naturaleza del tiempo»...

  _  

De la Parte 2 LC et Terr Journal

  P111

… ya era hora de organizar una exposición, daba vueltas en redondo desde hacía meses, esto empezaba a influir en su humor. Se puede trabajar en solitario durante años, es la única manera de trabajar, la verdad sea dicha: llega siempre un momento en que experimentas la necesidad de mostrar tu trabajo al mundo, menos para recibir su juicio que para tranquilizarte sobre la existencia de ese trabajo e incluso sobre tu existencia propia, la individualidad es apenas una ficción breve dentro de una especie social.

Reflexionando en las exhortaciones de Franz redactó un e-mail de recordatorio a Houellebecq y luego preparó un café. Unos minutos más tarde se releyó asqueado. «En este periodo de fiestas, que supongo que pasa usted con su familia…» ¿Qué le empujaba a escribir gilipolleces semejantes? Era público y notorio que Houellebecq era un solitario con fuertes tendencia misantrópicas y que apenas le dirigía la palabra a su perro…

  _  

P127

- Ni siquiera son las seis –se asombro Jed.

ChaosStRoman- Sí, creo que abre a las seis y media (un restaurante). En este país se come temprano, ¿sabe? Pero para mí nunca es lo bastante pronto. Lo que más me gusta ahora es el final del mes de diciembre; anochece a las cuatro. Entonces me puede poner el pijama, tomar mis somníferos y meterme en la cama con una botella de vino y un libro. Vivo así desde hace años. El sol sale a las nueve; bueno, entre que te lavas y tomas un café es casi mediodía, me quedan cuatro horas de luz que aguantar, normalmente lo consigo sin grandes agobios. Pero en primavera es insoportable, las puestas de sol son interminables y espléndidas, es como una especie de puta ópera, ha continuamente colores nuevos, resplandores nuevos, una vez intenté quedarme aquí toda la primavera y pensé que me moría, cada noche estaba al borde del suicidio con este crepúsculo que no termina nunca. Después, a principios de abril, voy a Tailandia y me quedo hasta finales de agosto, la jornada empieza a la seis de la mañana y acaba a las seis de la tarde, es más simple, ecuatorial, administrativo, te asas de calor pero el aire acondicionado funciona bien, es la temporada turística muerta, los burdeles trabajan a medio gas pero de todos modos están abiertos y a mí me va eso, me conviene, las prestaciones siguen siendo excelentes o muy buenas.

- Ahí creo que usted interpreta un poco su papel…

- Sí, es cierto –convino Houellebecq con una espontaneidad sorprendente-, son cosas que ya no me interesan mucho…

  _  

    P148

Houellebecq sacudió la cabeza y separó los brazos como si entrara en un trance tántrico; lo más probable era que estuviera ebrio e intentara conservar el equilibrio en un taburete de cocina donde se había acuclillado. Cuando volvió a hablar su voz era suave, profunda, embargada de una emoción ingenua.

ZaParabot- En mi vida de consumidor –dijo-, habré conocido tres productos perfectos: los zapatos Paraboot Marche, el combinado ordenador portátil-impresora canon Libris y la parka Camel Legend. He amado apasionadamente estos productos, me habría pasado la vida en su compañía, comprando periódicamente, a medida que se fueran gastando, productos idénticos. Se había establecido una relación perfecta fiel que me hacía ser un consumidor feliz. Mi vida no lo era en absoluto, desde todos los puntos de vista, pero al menos tenía esto: a intervalos regulares podía comprarme un par de mis zapatos favoritos. Es poco pero es mucho, sobre todo cuando se tiene una vida interior bastante pobre. Pues bien, me han privado de esta alegría, esta alegría sencilla. Al cabo de unos años, mis productos favoritos han desaparecido de las HouellebecqConParkaestanterías, lisa y llanamente han dejado de fabricarlos; y en el caso de mi pobre parka Camel Legend, sin duda la más hermosa jamás fabricada, solo sobrevivió una temporada… -Empezó a llorar, lentamente, con grandes lagrimones, se sirvió otro vaso de vino-. Es brutal, ¿sabe usted?, terriblemente brutal. Mientras que las especies de animales más insignificante tardan miles, a veces millones de años en desaparecer, los productos manufacturados son desterrados de la superficie del planeta en unos días, nunca se les concede una segunda oportunidad, no les queda más remedio que sufrir, impotentes, el diktat irresponsable y fascista de los responsables de las líneas de producción…

  _  

    P219

Olga era dulce, era dulce y amante, Olga le amaba, se repitió con una tristeza creciente al mismo tiempo que comprendía que ya nunca habría nada entre ellos, que nunca podría haber nada entre ellos, la vida te ofrece una oportunidad a veces, se dijo, pero cuando eres demasiado cobarde o indeciso para aprovecharla, la vida recoge sus cartas, hay un momento para hacer las cosas y para abrazar una felicidad posible, ese momento dura algunos días, a veces unas semanas e incluso unos meses, pero sólo se presenta una única vez, y si quieres rectificar más tarde es simplemente imposible, ya no queda sitio para la esperanza, la creencia y la fe, subsiste una resignación suave, una piedad recíproca y entristecida, la sensación inútil y justa de que podría haber ocurrido algo, de que sencillamente uno se ha mostrado indigno del don que le acaban de hacer. Se preparó un segundo café…

  _  

De la Parte 3 CaraMapa

    P241

… - Creo que compartirás mi opinión cuando veas… el estado de la víctima.

Se interrumpió, tuvo un escalofrío y un nuevo acceso de náusea, pero ya no le quedaba nada que vomitar, solo un poco de bilis.

Jasselin dirigió una mirada hacia la puerta de la casa, abierta de par en par. Una nube de moscas se había amontonado en las cercanías, volaban por allí zumbando, como si aguardasen turno. Desde el punto de vista de una mosca, un cadáver humano es carne, pura y simplemente carne; nuevos efluvios descendieron hacia ellos, el hedor era verdaderamente atroz. Jasselin era plenamente consciente de que para soportar la visión del lugar del crimen tendría que adoptar el punto de vista de una mosca; la notable objetividad de una mosca. Musca domestica. Cada hembra de esta especie puede incubar hasta quinientos huevos, y en ocasiones mil. Los huevos son blancos y miden alrededor de Microfotografia Cresa1,2 milímetros. Las larvas (cresas) eclosionan al cabo de un solo día; viven y se alimentan de materia orgánica (generalmente muerta y en vías de descomposición avanzada, como un cadáver, detritos o excrementos). Las cresas son de un blanco pálido y una longitud de 3 a 9 milímetros. Son más finas en la región bucal y no tienen patas. Al final de la tercera muda, reptan hacia un lugar fresco y seco y se transforman en pupas, de color rojizo. 

Las moscas adultas viven de dos semanas a un mes en la naturaleza, o un lapso más largo en condiciones de laboratorio. Tras haber emergido de la pupa, las moscas dejan de crecer. Las moscas pequeñas no son moscas jóvenes, sino moscas que no se han nutrido suficientemente en su estado larvario.

Aproximadamente treinta y seis horas después de emerger de la pupa, la hembra es receptiva para el apareamiento. El macho la monta por la espalda para inyectarle esperma. Normalmente la hembra solo se aparea una vez y almacena el esperma a fin de utilizarlo para varias puestas de huevos. Los machos son territoriales; defienden un determinado territorio contra la intrusión de otros machos, y tratan de montar a cualquier hembra que entre en su feudo.

(Este último, sobre las moscas, es uno de los fragmentos para el que Michel Houellebecq reconoce haber utilizado la Wikipedia y, por tanto, uno de los argumentos de los detractores de este libro o del propio autor) 

  _  

    P252

LC et Terr Carat2… Un policía razona a partir del cuerpo, su formación se lo pide, es ducho en anotar y describir la posición del cuerpo, las heridas que le han infligido, su estado de conservación; pero allí, hablando con propiedad, no había cuerpo. Se volvió y vio detrás a los dos técnicos de la científica que empezaban a cabecear y a balancearse exactamente igual que los gendarmes de Montargis. La cabeza de la víctima estaba intacta, limpiamente cortada y depositada sobre uno de los sillones delante de la chimenea, sobre el terciopelo verde oscuro se había formado un charquito de sangre; frente a la cabeza humana, en el sofá había la de un perro negro de gran tamaño, también segada por un corte limpio. El resto era una matanza, una carnicería, había jirones, tiras de carne desperdigadas por el suelo, Sin embargo, ni la cabeza del hombre ni la del perro estaban inmovilizadas en una expresión de horror, sino más bien de incredulidad y de cólera. En medio de los jirones de carne humana y canina mezcladas, un pasillo intacto, de cincuenta centímetros de ancho, llevaba hasta la chimenea llena de huesos con residuos de carne todavía adheridos. Jasselin se encaminó hacía allí con precaución…

(…) Más que repugnancia, experimentaba una especia de piedad general por toda la tierra, por la humanidad que era capaz de originar tantos horrores. A decir verdad, le asombraba un poco haber conseguido soportar el espectáculo que había descompuesto a los técnicos de la científica, en principio lo bastante agerrido para aguantar lo peor. Un año antes, sintiendo que empezaba a tener dificultades para soportar las escenas del crimen, había ido al centro budista de Vincennes para preguntarles si era posible practicar allí el Asubhá, la meditación sobre el cadáver. El lama de guardia primero intentó disuadirle; juzgaba que esta meditación era difícil, no adaptada a la mentalidad occidental. Cuando él le informó de su profesión cambió de opinión y le pidió que le dejara pensárselo. Unos días más tarde le telefoneó para decirle que sí, que en su caso el Asubhá indudablemente podía ser apropiado. No se practicaba en Europa, donde era incompatible con las normas sanitarias, pero podía darle una dirección de un monasterio de Sri Lanka que en ocasiones recibía occidentales, Jasselin había dedicado a este proyecto dos semanas de sus vacaciones, después de haber encontrado (esto fue lo más arduo) una compañía aérea que aceptaba transportar a su perro. Cada mañana, mientras su mujer se iba a la playa, él iba a un osario donde depositaban a los muertos recientes, sin tomar ninguna precaución contra los predadores ni los insectos. De Asubháeste modo, concentrando al máximo sus facultades mentales para tratar de seguir los preceptos enunciados por Buda en el sermón sobre la atención, había podido observar atentamente al cadáver maliciento, observar atentamente al cadáver supurante, observar atentamente al cadáver desmembrado y al cadáver comido por los gusanos. En cada estadio, tenía que repetir cuarenta y ocho veces: «Este es mi destino, el destino de toda la humanidad, no puedo eludirlo.»

Ahora se daba cuenta de que el Asubhá había sido un rotundo éxito, hasta el punto de que se lo habría recomendado sin vacilar a cualquier policía... 

  _  

   3- IV p257

… Era bastante irónico que Jasselin hubiera interrumpido sus estudios de medicina entre el primer y el segundo curso porque ya no aguantaba las disecciones ni tampoco la visión de cadáveres. Enseguida le interesó mucho el Derecho, y más o menos como todos sus condiscípulos proyectaba seguir una carrera de abogado, pero el divorcio de sus padres le haría cambiar de idea. Era un divorcio de viejos, él ya tenía veintitrés años y era hijo único. En los divorcios de jóvenes, la presencia de hijos, de los que hay que compartir la custodio, y a los que se ama más o menos a pesar de todo, amortigua a menudo la violencia del enfrentamiento; pero en los divorcios de viejos, en el que solo subsisten los intereses económicos o patrimoniales, la ferocidad del combate no conoce ya ninguna clase de límite. Había visto entonces exactamente lo que era un abogado, había podido apreciar en su justa medida esa mezcla de picardía y de pereza a que se reduce el comportamiento profesional de un abogado, y muy particularmente de uno LeDivorceXLes nulsespecializado en divorcios. El procedimiento había durado dos años, dos años de lucha incesante al término de la cual sus padres sentían el uno por el oro un odio tan virulento que nunca habrían de volver a verse y ni siquiera telefonearse hasta el día de sus respectivas muertes, y todo ello para firmar un convenio de divorcio de una banalidad asquerosa, que cualquier cretino podría haber redactado en un cuarto de hora después de la lectura de Le Divorce pour les nuls (* Divorcio para inútiles de Martine Valot-Forest. (N.T)) En varias ocasiones se había dicho que era sorprendente que los cónyuges en trámite de divorcio no llegasen con mayor frecuencia a asedinar a su consorte, directamente, por mediación de un profesional. Había acabado comprendiendo que el miedo al gendarme era realmente la propia base de la sociedad humana, y se había inscrito, en cierto modo como si fuese la cosa más natural del mundo, para la oposición externa de comisario de policía…

(…) No tenían hijos. Unos años después de hubieran decidido vivir juntos, y como su vida sexual era –según la expresión acuñada- «totalmente satisfactoria», y Hélène no tomaba «ninguna precaución especial», decidieron consultar a un médico. Exámenes un poco humillantes pero rápidos mostraron que él era oligospermático. El nombre de la enfermedad parecía, en este caso, bastante eufemístico: sus eyaculaciones, cuya abundancia, por otra parte, era moderada, no contenían una cantidad insuficiente de espermatozoides, sino que no contenían ningún espermatozoide. OligospermiaCausesUna oligospermia puede tener orígenes diversos: varicocele testicular, atrofia testicular, déficit hormonal, infección crónica de la próstata, gripe, otras causas. La mayoría de las veces no tiene nada que ver con la potencia viril. A algunos hombres que solo producen muy pocos o ningún espermatozoide, se les empina como a los ciervos, mientras que otros, casi impotentes, tienen eyaculaciones tan abundantes y fértiles que bastarían para repoblar Europa occidental; la conjunción de estas dos cualidad basta para caracterizar el ideal masculino promovido por las producciones pornográficas. Jasselin no poseía esta configuración perfecta: aunque a los cincuenta años largos aún podía gratificar a su mujer con erecciones firmes y duraderas, desde luego no había estado en condiciones de ofrecerla una ducha de esperma en el caso de que ella hubiera experimentado ese deseo; sus eyaculaciones, cuando acontecían, no rebasaban la capacidad de una cucharilla de café…

  _  

(…) Hélène terminó confesando a su marido que en el fondo era de esta misma opinión: un perro también era divertido, y hasta mucho más que un niños, y si alguna vez había proyectado tenerlo era sobre todo por conformismo, y un poco también por complacer a su madre, pero en realidad no le gustaban realmente los niños, nunca le habían gustado de verdad, y a él tampoco le gustaban, si se paraba a pensarlo, no le gustaba su egoísmo natural y sistemático, su desconocimiento original de la ley, su inmoralidad absoluta que obligaba a una educación agotadora y casi siempre infructuosa. No, decididamente no le gustaban los niños, los cachorros humanos...

  _  

  P265

BichonBoloñes... Al cabo de unas semanas comprobaron, sin embargo, que los testículos de Michou no le habían bajado todavía, lo que empezaba a ser anormal. Consultaron con un veterinario, después con otro: los dos coincidieron en atribuirlo a la edad avanzada del progenitor. El segundo veterinario aventuró la posibilidad de una intervención quirúrgica y luego cambió de parecer, declarándola peligrosa y casi imposible. Fue para ellos un golpe terrible, mucho más de lo que había sido la esterilidad de Jasselin. Aquel pobre perrito no solo no tendría descendencia, sino que tampoco conocería ninguna pulsión ni satisfacción sexual. Sería un perro disminuido, incapaz de transmitir la vida, excluido de la llamada elemental de la raza, limitado en el tiempo de forma definitiva.

Gradualmente se fueron haciendo a la idea, al mismo tiempo que se daban cuenta de que su perrito no echaría en falta la vida sexual de la que se vería privado. El perro, de todos modos, apenas es hedonista ni libertino, desconoce cualquier clase de refinamiento erótico, la satisfacción que experimenta en el momento del coito no suponer mucha más que un alivio breve y mecánico de los instintos de vida des la especie. En todo caso, la voluntad de pode en el bichón es muy débil; pero Michou, liberado de las últimas amarras de la transmisión del genoma, parecía todavía más sumiso, más tierno, más alegre y puro de lo que había sido su padre. Era una mascota perfecta, inocente e intachable, cuya vida dependía por entero de la de sus amos adorados, una fuente de júbilo continua y sin altibajos. Jasselin frisaba ya los cincuenta. Al observar cómo jugaba aquella criatura con sus peluches en la alfombra del salón, a veces, a su pesar, le invadían pensamientos sombríos. Marcado sin duda por las ideas en boga de su generación, hasta entonces hacía considerado que la sexualidad era una fuerza positiva, una fuente de unión que aumentaba la concordia entre los humanos a través de las vías inocentes del placer compartido. Ahora, por el contrario, cada vez TheMap andmás a menudo, veía la lucha, el combate brutal por la dominación, la eliminación del rival y la multiplicación arriesgada de los coitos sin otra razón de ser que garantizar la propagación máxima de los genes. Veía en ello el origen de todo conflicto, de toda carnicería, de todo sufrimiento. La sexualidad le parecía cada vez más la manifestación del mal más directa y evidente. Y no era su carrera policial lo que podría haberle inducido a cambiar de opinión: los crímenes cuyo móvil no era el dinero tenían por móvil el sexo, era el uno o el otro, la humanidad parecía incapaz de imaginar algo más en materia criminal. El caso de acababa de tocarles en suerte parecía original a primera vista, pero era el primero desde hacía por lo menos tres años, la uniformidad de las motivaciones criminales era en su conjunto abrumadora. Como la mayoría de sus colegas, Jasselin leía pocas novelas policiacas; sin embargo, el año anterior había caído en sus manos un libro que no era una novela propiamente dicha, sino los recuerdos de un antiguo detective privado que había ejercido en Bangkok y que había optado por rememorar su carrera en forma de una treintena de relatos breves. En casi todos los casos, sus clientes eran occidentales que se habían enamorado locamente de una joven tailandesa y que querían saber si era verdad que, como ella aseguraba, les era fiel en su ausencia. Y en casi todos los casos la chica tenía uno o varios amantes con los que gastaba alegremente el dinero del ausente, y a menudo un hijo nacido de una unión precedente. En un sentido era ciertamente un libro mal, una mala novela policiaca en todo caso: el autor no hacía el menor esfuerzo de imaginación, no trataba en absoluto de varias los motivos ni las intrigas: pero precisamente esta monotonía aplastante era lo que le daba un perfume único de autenticidad, de realismo…

  _  

P283

 Houelle Babelio… Se habían congregado ya unas cincuenta personas. A las once menos cinco el coche fúnebre frenó delante de la iglesia: una simple furgoneta negra de los servicios funerarios. En el momento en que los dos empleados sacaban el féretro, un murmullo de consternación y de horror recorrió el gentío. Los técnicos de la científica se habían dedicado a la tarea espantosa de recoger los jirones de carne desperdigados por el lugar del crimen y reagruparlos en sacos de plástico herméticamente cerrados que habían sido enviado a París, con la cabeza de Houellebecq intacta. Una vez terminados los exámenes, el conjunto sólo formaba un montoncito compacto, de un volumen muy inferior al de un cadáver humano ordinario, y los empleados de la funeraria habían juzgado conveniente utilizar un ataúd de niño, de un metro veinte de longitud. Esta voluntad de racionalidad era quizá loable en principio, pero el efecto que produjo cuando los empleados descendieron el féretro a la plaza de la iglesia fue totalmente desconsolador…

  _  

 P384

 … Al llegar a Chez Claude, en la rue du Château-des Rentiers, tuvo la sensación clara e indiscutible de que era la última vez que entraba en el local; supo asimismo que era su último encuentro con Franz. Éste, encogido, estaba sentado a su mesa habitual delante de un vaso de tinto; había envejecido de golpe, como si grandes ChezClaudepreocupaciones se hubieran abatido sobre él. Había ganado mucho dinero, desde luego, pero debía de decirse que esperando unos años podría haber ganado diez veces más; y sin duda también había hecho inversiones, una fuente de inquietud indefectible. Más en general, parecía llevar bastante mal su nueva situación económica, como suele suceder a las personas de extracción humilde: la fortuna solo hace felices a quienes han conocido siempre cierta holgura, a los que se han preparado para ella desde la infancia; cuando se abate sobre alguien que ha vivido comienzos difíciles, el primer sentimiento que le invade, hasta que llega a sumergirle por completo, es simplemente el miedo. Jed, por su parte, nacido en un medio desahogado, al conocer el éxito muy pronto había aceptado sin problemas el hecho de disponer de un saldo de catorce millones de euros en su cuenta corriente…

...

También, de este libro, acceder a:

 ArroyoBatuecas177El Final. 

Comparta, si lo considera de interés, gracias:    

          Contáct@ con

 fragmentosdelibros.com 

     FormContacto

         

             El Buda lógico

ElBudaLogico Servi

         

                      Usted

UstedModulo

         

© 2020 fragmentosdelibros.com. Todos los derechos reservados. Director Luis Caamaño Jiménez

Please publish modules in offcanvas position.