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Fragmentos de El Jardín de la pólvora de Andrés Trapiello

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Libros cuyo título comienza por las letras: B,C,D

Galería y Consulta/Descarga Pdf: Mosaico Finales de libros x títulos.

Balthazar de Lawrence Durrell Blanco Nocturno de Ricardo Piglia Buenos dias tristeza de Françoise Sagan Casa de muñecas de Henrik Ibsen Cien años de soledad de Gabriel García Márquez Confesiones de un gánster económico de John Perkins Cumbres borrascosas de Emily Brontë Domar a la divina garza de Sergio Pitol Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes pdf icon Grande Pdf.Mosaico Finales de libros por títulos

 

  Orden alfabético x TÍTULO. Las imagenes de los libros están "hipervinculadas" a su texto.

B ver

Balthazar.   Lawrence Durrell

Acceso directo al final de Balthazar de Lawrence Durrell

    V. A comienzos del verano recibí una carta de Clea con la cual podría cerrar este breve monumento conmemorativo de Alejandría. Era imprevista. “Tashkent, Siria. “Tu carta, tan inesperada después de un silencio que temí durara toda la vida, ha terminado por llegarme, después de pasar por Persia, a esta casita encaramada en una colina, entre los cedros y los pinos...  (Pulsar en imagen)

 

Blanco nocturno.   Ricardo Piglia

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    19. El juicio fue un acontecimiento. En realidad no era un juicio sino una audiencia, pero en el pueblo todos lo tomaron como un acontecimiento decisivo y lo llamaban desde luego la causa, el proceso, el caso, según quién hablara, para significar que se trataba de un hecho trascendente, y como todos los hechos trascendentes tenían que ver (pensaban todos) con...  (Pulsar en imagen)

 

Buenos días tristeza.   Françoise Sagan

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    Capítulo décimo. Es curioso cómo se complace la fatalidad en elegir para encarnarla rostros indignos o mediocres. Aquel verano había adoptado el de Elsa. Un rostro hermoso, sí, o más bien atractivo. Tenía también una risa extraordinaria, comunicativa y plena, como sólo la tiene la gente un poco tonta. Pronto descubrí los efectos de esa risa en mi padre...  (Pulsar en imagen)

 

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Casa de muñecas.   Henrik Ibsen

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    … ELENA. (A medio vestir, en la antesala.) Ha llegado una carta para la señora. HELMER. Dámela. (Coge la carta, y cierra la puerta.) Sí, es de él. Pero no te la entregaré; quiero leerla yo mismo. NORA. Léela. HELMER. (Acercándose a la lámpara.) Casi no tengo valor para ello. Quizá estemos perdidos tú y yo... No; he de saberlo. (Rompe precipitadamente el sobre... (Pulsar en imagen)

 

Cien años de soledad.   Gabriel García Márquez

Acceso directo al final de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

    … El cantinero, que tenía un brazo seco y como achicharrado por haberlo levantado contra su madre, invitó a Aureliano a tomarse una botella de aguardiente, y Aureliano lo invitó a otra. El cantinero le habló de la desgracia de su brazo. Aureliano le habló de la desgracia de su corazón, seco y como achicharrado por haberlo levantado contra... (Pulsar en imagen)

 

 

Confesiones de un gánster económico     John Perkins

Acceso directo al final de Confesiones de un gánster económico de John Perkins

    Levantando el barniz. En 2003, poco después de mi regreso del Ecuador, Estados Unidos invadió Iraq por segunda vez en poco más de un decenio. Los saboteadores económicos habían fracasado. Los chacales habían fracasado. Así que fue preciso enviar a hombres y mujeres jóvenes. A matar y morir entre las arenas del desierto. La invasión planteaba una pregunta importante,, que me figuré que pocos compatriotas...  (Pulsar en imagen)

 

Cumbres borrascosas.   Emily Brontë

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    Capítulo XXXIV (Último) Por algunos días después de aquella tarde, el señor Heathcliff evitó reunirse con nosotros a la mesa; pero no quiso excluir formalmente a Hareton ni a Cathy. Sentía aversión a ceder de un modo tan completo a sus sentimientos y prefería ausentarse él mismo. Una comida cada veinticuatro horas parecía bastar a su sustento. Una noche, después de haberse acostado...  (Pulsar en imagen)

 

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Domar a la divina garza.   Sergio Pitol

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    ...- Los dos hermanos –continuó el huésped, sin querer desprenderse del departamento de Estambul- empezaron por describirme el lugar: una amplia llanura en las márgenes de un río interrumpida por uno que otro islote de vegetación exuberante. Mangos, tamarindos, palmas de distintas especies, plantas de yuca, que allá llaman de izote, lianas, monos....  (Pulsar en imagen)

 

Don Quijote de la Mancha.   Miguel de Cervantes

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    CAPÍTULO LXXIV. De cómo don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo, y su muerte. Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba... (Pulsar en imagen)

 

 

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